La sostenibilidad del sistema de salud se concibe como la habilidad de todos los actores que lo componen para mantener su eficiencia y eficacia en el tiempo, asegurando así la satisfacción de las necesidades de atención médica de la población presente y futura. Con el propósito de lograr esta meta, resulta esencial gestionar adecuadamente los recursos, implementar políticas que promuevan la equidad en el acceso a la atención médica y adoptar prácticas que mejoren la calidad asistencial.

En Colombia, aproximadamente entre el 30 y el 50% de los pacientes se encuentran desnutridos o en riesgo de desnutrición al momento de su ingreso hospitalario cada año¹ y según el Índice de Desnutrición Crónica (IDNC) para 2022, ocho de cada diez niños menores de 5 años están en riesgo de desnutrición.²

La identificación temprana de pacientes en riesgo nutricional permite la implementación de medidas preventivas para evitar complicaciones asociadas a la desnutrición o malnutrición. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización Panamericana de la Salud, este enfoque es clave en la disminución de la morbilidad y en la reducción significativa de los costos de atención médica.³

Al respecto, un análisis económico publicado en Clinical Nutrition⁴ y realizado en el país reveló que la implementación de terapias e intervenciones nutricionales reduce significativamente los costos de atención médica, generando así ahorros que contribuyen a la sostenibilidad de los sistemas de salud y que se pueden invertir en otras necesidades sanitarias.

Así las cosas, priorizar la atención nutricional puede representar un potencial ahorro anual para el sistema de salud colombiano de más de USD $862 millones (aproximadamente 3.4 billones de COP)⁵ y proporcionar una terapia nutricional temprana podría generar ahorros significativos de hasta $1,351 dólares por paciente, equivalente a cerca de 5,3 millones de pesos colombianos, representando una disminución aproximadamente del 36% en los costos, al reducir complicaciones, readmisiones hospitalarias y la duración de la estancia hospitalaria.⁶

Además de los ahorros económicos, las terapias nutricionales mejoran la salud y reducen el riesgo de complicaciones y muertes, particularmente en pacientes que viven con ciertas condiciones o que están siendo tratados en el ámbito hospitalario. Asimismo, el uso de herramientas de tamizaje nutricional permite la identificación temprana de la desnutrición al momento de ingreso hospitalario, facilitando la implementación oportuna de terapias nutricionales que pueden incluir tecnologías como los Alimentos para Propósitos Médicos Especiales (APMES) para garantizar un adecuado soporte y recuperación nutricional.

Un enfoque colaborativo de atención sanitaria que dé prioridad a la nutrición y aborde las necesidades locales es fundamental para abordar adecuadamente la desnutrición. Las mejores soluciones de atención médica ya sean alimentos nutritivos, tamizaje nutricional, educación o intervención, así como investigación e innovación en curso, son aquellas que llegan a las personas que las necesitan y conducen a mejores resultados para ellas y para los sistemas de salud.